Google Analytics en la cuerda floja. Llevamos bastante tiempo escuchando hablar sobre las posibles prohibiciones de uso de Google Analytics en Europa, debido al uso de datos que hace esta plataforma. Pero ha sido en el inicio de este año 2022 cuando esta posibilidad se ha hecho plausible, gracias a la prohibición de la herramienta en Alemania y Austria.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
¿Cómo hemos llegado a esta situación? Pues ya en 2020 vivimos la anulación del conocido Privacy Shield o Schremss II. Compañías como Facebook o Google se vieron afectadas, pero decidieron ignorar el tema hasta ahora mismo. La ley Austríaca considera que sus continuas infracciones son motivo más que suficiente para llamarles la atención.
Esta decisión se ha tomado en base a que la normativa diseñada por el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea (Reglamento general de protección de datos, RGPD) considera que los datos de los usuarios no pueden salir de su continente de origen. Es decir, si algún proveedor americano traslada información de Europa a EEUU estará violando esta normativa.
La violación de esta normativa supondrá una declaración de uso ilegal y que podría derivar en una multa de hasta 20 millones de euros.
Google responde
Google no ha tardado en responder a la polémica y se ha pronunciado en un comunicado en su blog oficial en donde, Kent Walker, responsable de Asuntos Globales y jefe legal de Alphabet, comenta que se debe buscar “un nuevo acuerdo de transferencia de datos entre Europa y Estados Unidos” defendiendo públicamente a Analytics al describirla como una herramienta que “aporta el análisis de datos a beneficio de cualquier compañía”, y sugiere a las autoridades europeas confiar en las medidas que se han adoptado desde la propia compañía para proteger los datos de sus usuarios.
Como conclusión, se especula que los Estados miembros de la UE pronto seguirán esta decisión en cascada, sin embargo, aún no hay declaraciones que confirmen las posibles acciones contra Google.
Ahora solo nos espera que lleguen a un nuevo acuerdo de transmisión de datos o, por el contrario, cambiar el funcionamiento de su software en Europa para poder seguir ejerciendo su actividad en esta región.
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